Conferencista en el Aula de Clases
A lo largo de los años, el ser humano ha requerido del contacto con otros para evolucionar. Los más experimentados siempre se han encargado de criar y educar a los más pequeños. Hoy en día, eso sigue siendo una realidad. De acuerdo a Luengo Navas (2004), la educación es un fenómeno que nos concierne a todos desde que nacemos. Los primeros cuidados maternos, las relaciones sociales que se producen en el seno familiar o con los grupos de amigos, la asistencia a la escuela, etc., son experiencias educativas, entre otras muchas, que van configurado de alguna forma concreta nuestro modo de ser.
Por lo tanto, educar es alimentar el conocimiento mediante acciones que se llevan desde el exterior para criar, formar, instruir y guiar al individuo, lo cual no es tarea fácil. El educador debe tener la voluntad de enseñar, y amar lo que hace. Sin embargo, muchas personas se toman a la ligera este trabajo, ya que, a la hora de enseñar, se limitan simplemente a exponer una información que quizás manejan, pero ocasionalmente no conocen la forma correcta de transmitirla.
Un buen educador necesita no solo prepararse en el campo que va a cubrir: matemáticas, historia, ingles, entre otros; sino también en la forma en que usará los recursos corporales para transmitir ese conocimiento: el lenguaje, los movimientos y la presencia; con el fin de mantener el interés de los educandos y motivarlos a continuar aprendiendo. Esta tarea no se diferencia mucho a la de un conferencista, considerando que el conferencista es un especialista en alguna materia que expone ante una audiencia con el fin de que estos tomen una actitud activa ante dicho tema.
El conferencista debe haberse preparado para presentar el tema de acuerdo al nivel e interés de la audiencia, igualmente debe estar dispuesto a ser interrumpido durante su discurso para recibir preguntas o comentarios. Así mismo, debe tener una buena oratoria, es decir, debe expresarse con elocuencia, tener un timbre y tono de voz adecuado, utilizar un lenguaje corporal correcto, controlar sus emociones, inspirar liderazgo y persuadir a la audiencia, entre otras muchas cualidades. Consecuentemente, podemos manifestar que el educador es un conferencista, cuyo auditorio es el aula de clases.
El educador como conferencista motivacional.
El conferencista motivacional es una persona que da discursos inspiradores basándose en sus experiencias propias, con el fin de motivar a su audiencia a llevar una vida de éxito.
Un buen educador sabe que su trabajo no se trata sólo de transmitir un conocimiento a un grupo de personas que desean o no aprender, sino, además, motivarlos e inspirarlos a llevar una vida mejor. Por lo tanto, un educador debe amar lo que hace, para así influir en la vida de sus estudiantes. Muchas personas llegan a tener una vida de éxito en su adultez gracias a la buena educación que recibió en su juventud.
Ser educador no es tarea fácil, no se trata solo de conocer un tema y enseñarlo, sino de motivar a los estudiantes a querer aprender y fomentar en ellos un sentido de pertenencia por lo que tienen. Para eso el educador debe ser un buen orador, que pueda persuadir a su audiencia, lo propio de un conferencista. Por ello, no solo es importante prepararse en el tema que se va a enseñar, sino también hay que aprender a educar. No hay mayor gratificación para un docente que ser recordado positivamente por sus estudiantes.
Autor: Abigail Correa
Fecha: 23-10-2016
Referencias
- Luengo Navas, J. (2004) Teorías e instituciones contemporáneas de educación. Disponible en: http://www.ugr.es/~fjjrios/pce/media/1-EducacionConcepto.pdf
- Arboleda, T. Bohorquez, A. Carrascal, A. Giraldo, F. Y Rojas, A. Conferencia. Disponible en: http://aprendeenlinea.udea.edu.co/lms/moodle/file.php/512/MODULO_1/Modulo_Oral/Unidad_5/CONFERENCIA.pdf