El contenido o mensaje del orador.
También tiene aspectos primarios como lo es la estructura del discurso, el mensaje que se quiere hacer llegar al auditorio, el objetivo que se quiere lograr en el auditorio, el contexto en el cual se desenvuelve dicha disertación. Si todos estos aspectos se encuentran integrador de forma adecuada, permitirá tener un discurso fluido, con un lenguaje adecuado a la situación y al auditorio, así como un mensaje completamente claro y efectivo.
El lenguaje corporal o la comunicación no verbal.
Este pilar puede ser dividido en 3 partes, las cuales son: el plante (o postura), los ademanes y la gesticulación. Si hemos tenido la oportunidad de observar a un orador en algún momento y somos capaces de recordar lo que en ese momento dicho orador nos hacia sentir, muchos de nosotros podremos decir que inspiraba respeto o tal vez admiración, etc. Todo ello se debe, en primer instancia, al plante. Los ademanes nos permiten hacer que la imaginación de nuestro auditorio vuele hacia el punto que nosotros decidamos y la gesticulación enfatizará toda expresión que se encuentre acorde al contenido.
La voz o palabra hablada.
Habremos de identificar las partes que componen este pilar como: El volumen, la pronunciación, el ritmo y la entonación. Un volumen adecuado en conjunto con una correcta pronunciación permitirá al auditorio escuchar claramente el mensaje; así mismo el ritmo y la entonación habrán de dar el contexto adecuado a nuestro mensaje y el auditorio podrá distinguir correctamente si el mensaje tiene tintes de motivación o de reflexión (por nombrar algunos objetivos).
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